Mestizaje y Diversidad

No soy de los que suelen dar discursos catastrofistas, pero debo reconocer que últimamente tengo miedo. Estoy asustado porque parece que la doctrina del shock va calando. Estoy asustado porque desde los estrados, los púlpitos y los media oigo cada vez más sin sentidos, pero sobre todo, estoy asustado porque en la mesa de al lado de la cafetería, y a veces también en la propia oigo cosas que no me gustan nada. Y porque a veces parece que por muchos argumentos con números que des, calan más las acusaciones infundadas.

Iba a escribir un artículo con argumentos un pelín más serios, pero como parece que aquí lo único que vale es dejar de lado la cabeza y apelar a la víscera, permitan mis escasos lectores que haga uso de ello, y resuma mi postura sobre la emigración en un par de líneas, que admito, son un tanto demagógicas:

Quiero tener una hija atea que se vaya a vivir con un negro musulmán y me hagan abuelo de un mestizo que cuando se haga mayor de edad decida hacer católico y casarse con una judía de modo que toda la familia se reúna para celebrar la navidad, el ramadan, el hanukkah y toda cuanta fiesta haya en el calendario, porque si hay algo que una a la gente, son las ganas de ser felices.

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