Es habitual que cuando hay una manifestación las cifras de asistentes que dan los distintos interesados no tengan nada que ver. Recuerdo un tiempo en el que cuando convocantes decían 400.000 y policía 200.000, los que leían el periódico solían pensar que los presentes serían unos 300.000. Ahora escuchamos ya sin inmutarnos cifras que pueden variar entre 200.000 y un millón, con lo que tirar por la calle de en medio ya no es posible.
Este baile de cifras, en mi opinión, perjudica a todos, convocantes, partidos políticos, estado, medios de comunicación… porque hace que esa gran mayoría de ciudadanos que está menos politizada (en el buen sentido del término) acabe desencantada y hastiada de la manipulación a la que unos y otros intentan someternos.
Con la idea de combatir esto, surgió hace unos cuantos años el Manifestometro. En uno de sus últimos artículos escribieron:
No estoy hablando en nombre de todo el mundo que forma este proyecto; soy sólo una quinta parte del tinglado, pero creo que cuando nació el asunto todo el mundo tenía en mente que, a la larga, con la demostración de que realizar una medida más o menos fiable (con todas las aproximaciones que se quiera, y con pocos medios técnicos – ¿alguien nos deja un helicóptero?) es más sencillo y más corto que cubrir la rueda de prensa de cualquier pesao, los periódicos acabarían haciendo siempre sus propias mediciones. Para medir una manifestación, contando con que se llega en el momento preciso, hacen falta 20 minutos, no más, y habrá dado tiempo a medir dos veces, para asegurarse. Yo llegué a pensar que con el tiempo todo el mundo haría un recuento con datos, que sólo hace falta una decena de fotografías, y todo el mundo podría tener unas estimaciones que no diferirían entre ellas más de lo atribuible al error. Luego me despertaba, parece ser que vivimos en un mundo en el que la ideología condiciona la realidad, y no al revés.
Al margen de los artículos de opinión, con los que se puede o no estar de acuerdo, que acompañan a sus recuentos, los números que proporcionan suelen ser bastante fiables. Además el sistema para las mediciones es relativamente sencillo y al alcance de cualquiera:
- Se espera a la lectura del manifiesto, que suele ser el momento de mayor concurrencia.
- Se toman una serie de fotos de control, preferiblemente desde algún lugar elevado que cubran las zonas donde está la gente. Si la manifestación es realmente grande pueden ser necesarias varias personas para tomar las fotos.
- Mediante una herramienta como sigpac o Google Planimeter se calcula el área que ocupaba la gente. Se trata simplemente de dibujar sobre la herramienta los polígonos que cubran ese área. El área debemos delimitarla en función de nuestras observaciones y para justificarla debemos acompañar los números que proporcionemos con las fotos de control que hayamos tomado y las capturas de pantalla del área que hayamos escogido en la herramienta.En este punto hay que hacer dos observaciones, la primera es que en mi opinión debe tirarse siempre hacia arriba en el número de metros cuadrados porque lo más lógico es proporcionar una cota superior del número de asistentes. La segunda es que en caso de que la densidad de asistentes sea muy variable, es decir que en unos sitios la gente esté muy apretujada y en otros haya muchos espacios en blanco, no debemos medir el área total si no distintas subáreas.
- A partir de las fotos estableceremos el número de personas por metro cuadrado que calculamos que hay. En caso de que hayamos delimitado varias áreas emplearemos una densidad distinta para cada una. En todo caso este número estará siempre entre 1 y 5. Es prácticamente imposible que haya más de 5 personas en un metro cuadrado.
- Multiplicamos los metros cuadrados de cada área por la densidad de cada área, sumamos los valores de las distintas áreas y ya tenemos el número de personas que han acudido.
A la hora de calcular la densidad es buena idea presentar el valor máximo y mínimo que creemos que hay para poder presentar las cotas superior e inferior.
Parece algo complicado pero es más fácil de hacer que de explicar, y en su blog tienes ejemplos para que se puedan afinar más los cálculos. A partir de ahora cuando organices un acto de calle ya no tienes excusa para dar un número aleatorio del número de asistentes.
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